Dra.JUlia ArteagaArtículo escrito por la Dra. Julia Arteaga, facultativo Adjunto de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias (HUPA) y Otorrinolaringóloga en el Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de Madrid (IOM).

 

La Otitis se refiere a la inflamación del oído y/o de sus tejidos circundantes.

Podemos dividirlas en función del tiempo de evolución en formas agudas o crónicas, y en función de la parte del oído afectada en otitis externas u otitis medias.

Tipos de otitis externas

  • Otitis externas: cursan con infección del conducto auditivo externo (CAE) que puede extenderse a tejidos blancos circundantes o a la capa más externa de la membrana timpánica. Cursan con dolor, otorrea, picor, plenitud e hipoacusia leve. Existen distintos tipos:
    • Otitis externa circunscrita o localizada: infección de uno de los folículos pilosos del CAE. Es causado por el Staphylococcus aureus. El tratamiento se realiza con pomadas antibióticas en el CAE o asociando antibióticos orales.
    • Otitis externa difusa: se produce habitualmente por Psudomona aeruginosa. Se relaciona con factores externos como el calor, humedad (baños es piscinas), sudoración excesiva etc. Cursa con dolor intenso, inflamación del CAE, eritema y otorrea purulenta. El tratamiento se realiza con gotas óticas antibióticas, corticoides tópicos y en casos moderados severos se puede asociar antibioterapia oral.
    • Otitis externa fúngica u otomicosis: Se produce por hongos saprófitos del CAE como la Candida y el Aspergillus. Las causas más frecuentes suelen ser la exposición continua al agua y la utilización prolongada de gotas óticas con antibióticos.  El síntoma principal suele ser el picor, seguido de dolor moderado y otorrea. El tratamiento se basa es soluciones tópicas antifúngicas y evitar la entrada de agua.
    • Otitis externa malinga: infección grave que puede aparecer en pacientes diabéticos, inmunoderpimidos o de edad avanzada. Suele ser producida por Psudomona aeruginosa. La infección comienza en el CAE, pero se extiende por los tejidos blancos adyacentes al hueso temporal pudiendo originar complicaciones endocraneales. Suele cursar con otalgia y otorrea intensa que no cede al tratamiento habitual. Se debe tratar con antibioterapia intravenosa prolongada.

Tipos de otitis media

  • Otitis media aguda: es uno de los procesos infecciosos más frecuentes, especialmente durante la edad pediátrica. Se trata de un proceso inflamatorio, generalmente infeccioso de las cavidades del oído medio. La causa suele ser una disfunción de la trompa de Eustaquio donde se dificulta el equilibrio de presiones del oído medio y/o una interrupción en la salida de secreciones. Los gérmenes más frecuentes son el Streptococcus pneumoniae (35%), Haemophilus influenzae(25%)  y Moraxella catarrhalis (15%).Los síntomas principales son otalgia e hipoacusia, pudiendo aparecer fiebre sobretodo en niños. En ocasiones se produce una perforación espontánea de la membrana timpánica que puede seguirse de una otorrea sanguinolenta. En este caso el paciente puede percibir alivio del dolor. El tratamiento se basa en antibioterapia oral asociando analgesia.
  • Otitis media crónica
    • Otitis media crónica simple: es una inflamación crónica de la mucosa del oído medio que afecta sobre todo a la caja del tímpano y a la trompa de Eustaquio. Se produce otorrea mucopurulenta a través de una perforación timpánica. Su evolución puede ser en forma de supuración continua o intermitente. Se produce hipoacusia de transmisión leve a moderada pero no suele conllevar complicaciones graves. Se debe realizar tratamiento médico de las reagudizaciones y el tratamiento quirúrgico se puede plantear con el objetivo de restablecer la integridad de la membrana timpánica y si fuera necesario, de la integridad funcional de la cadena osicular.
    • Otitis media crónica colesteatomatosa: Es la presencia de piel inadecuada en el oído medio. La forma más frecuente es consecuencia de una otitis media crónica simple (colesteatoma adquirido). El diagnóstico se realiza con pruebas de imagen como TAC y Resonancia magnética y el tratamiento salvo excepciones será quirúrgico.